28 febrero 2007

Silencio en la sala

¿Estáis de pluma caída? ¿Nadie escribe? ¿Todos en concentración?

20 febrero 2007

¡Ya veo de dónde ha sacado Chávez la idea de su famoso: "Aquí huele a azufre". Es el padre García quien lo dice de Anselmo, cuando éste levanta la Casa Verde!

18 febrero 2007

Secuaces queridos

EL CLUB DE LECTURA DE JANE AUSTEN
Karen Joy Fowler
Traducción de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Quinteto, Barcelona, 2006
316 páginas. 7,95 euros

Una novela sobre la novela y los latidos literarios de una de las escritoras que hizo grande la novela: Jane Austen. Es la historia de cinco mujeres y un hombre que se reúnen una vez al mes para hablar sobre las obras de la escritora inglesa. A la par, el lector va descubriendo las coordenadas de los afectos y sentimientos de sus protagonistas en un juego donde ficción y realidad forman una sola vida. Una obra metaliteraria, que rinde homenaje a otros autores, libros o personajes que abundan hoy, que gustará a los amantes de la lectura, del amor y sus secuaces y de Austen, teniendo claro que ella "no tenía la culpa de que el amor no funcionara" siempre. W.M.S.

(No he leído el libro, la reseña es del Babelia del 17/02/2007). Tiene buena pinta, ¿verdad?

16 febrero 2007

Denevi

Hoy he dejado en la calle Lagasca el libro de Denevi que alguien quería. Se quedó con él, Oliva, una mujer muy amable. Como no tengo el e-mail ni estoy segura del nombre de "ella" dejo aquí el mensaje para que lo recupere.
Muchos besos

11 febrero 2007

A modo de regalo...

Las hormigas

Tracey Hill era niña en un pueblo de Connecticut, y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta.

Un día, junto a sus compañeritos de la escuela, Tracey se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil; pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron, o hicieron como que no veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre, una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas, y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.

(...)

Teología/2

El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, a la hora de los rumores mágicos, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parecde escuchar sus melancólicas confidencias.

(...)

El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros areden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

(El libro de los abrazos, Eduardo Galeano, en AMARES, Alianza Editorial)

A modo de provocación...

III Presencias

I

El lenguaje existe, el arte existe, porque existe "el otro". Es verdad que nos dirigimos a nosotros mismos en constante soliloquio, pero el medio de ese soliloquio es el del habla pública: contraída, hecha privada y, quizá, críptica por medio de referencias y asociaciones ocultas pero fundamentadas, sin embargo, y hasta el límite incierto de la conciencia, en un vocabulario y una grmática heredados y determinados histórica y socialmente. Las invenciones autistas y las construcciones solipsistas son concebibles. Es concebible la idea de un poeta escribiendo versos en una lengua privada o destruyendo lo que ha escrito, la de un pintor que se niega a mostrar cualquier lienzo a otros ojos que no sean los suyos, la de un compositor que "interpreta" su partitura en una audición muda y puramente interior. Aparece en los cuentos góticos de aislamiento. Además, sabemos de maestros que han escondido o destruido sus producciones (Gógol quema la segunda mitad de Almas muestras), aunque lo hacen precisamente bajo la presión de la intrusión del otro. A causa de las exigencias de la presencia del otro, un creador puede, en circunstancias extremas, intentar conservar para sí mismo o para un olvido voluntario lo que son, de modo irremediable, actos de comunicación y tentativas de encuentro...

(George Steiner, Presencias reales, ed. Ensayos / Destino)