27 marzo 2007

Congoja y sorpresa

Congoja y sorpresa, eso es lo que sentí al ver que han osado sonorizar un anuncio de coches con el "Preámbulo de las Instrucciones para dar cuerda al reloj" y, encima, contado por él mismo.
¡Si se levantara de su tumba, volvería horrorizado a enterrarse para no ver semejante obscenidad!

26 marzo 2007

Cien preguntas

Cambió el horario y cuando mañana nos reunamos en Ramales aún faltaran casi dos horas para que anochezca. Luego,-si nos interesa-, aún estaremos a tiempo para escuchar las cien preguntas al presidente. No se si importaría mucho que nos perdieramos quince si Chesterton da juego.

24 marzo 2007

Todos los idiomas tienen un lado oscuro

PREGUNTA: En Descripción de la mentira leemos: "Es perverso el idioma pero es enjundia de mi cuerpo". ¿Cuál es el lado oscuro de la lengua española? Y en estos momentos de celebración del español en todo el mundo, ¿cómo entender el lema "unidad en la diversidad" que rige esas celebraciones?

RESPUESTA: Todos los idiomas tienen un lado oscuro. Puedo decir que todo pensamiento procede de la lengua, no a la inversa; que el idioma genera actividad, y esa actividad puede generar sufrimiento. En esa relación, cómo el idioma puede generar sufrimiento y de hecho lo hace, hay una cierta perversidad. Ahora bien, el asunto de la unidad y la diversidad para mí se resume en la integración de otros léxicos al mío. Me ha sucedido que he tenido a veces que recurrir a léxicos que no son los míos. En cierta ocasión no quería utilizar "cuenco" ni "taza" para un verso, y acabé utilizando una palabra gallega: "cunco". ¿Por qué no habría de hacerlo? ¿Por qué no incorporar otros léxicos a mi poesía?

Extracto de una entrevista de Juan Gabriel Vázquez a Antonio Gamoneda, Premio Cervantes 2006, en el Babelia de hoy.

Romance Sonámbulo

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

Como siempre, Blogger, desmontando las estrofas. En fin, Federico, paciencia.
30 de marzo de 2007
Efervescente me regañó por no escribir las estrofas bien, el otro día en Ramales. La casa verde me recordó a "la gitana". En fin, Don Federicó, usted ya sabe como somos los Pastor. Usted, sí lo sabe.

23 marzo 2007

Tertulia 90 lagartos

Efervescente nos invita a visitar el blog de la Tertulia 90 lagartos, ...es el grupo ese con el que nos mete los cuernos algún que otro martes del mes. He incorporado la referencia en la sección Enlaces. Podemos entrar, leer y dejar comentarios a las entradas. Ellos también nos visitan y pueden dejar comentarios.

(Atención, "alguien" nos observa desde la penumbra...)

22 marzo 2007

Agradecimiento

Querida Magdalena:

Tu libro llegó a El Mono Rojo ayer.
Muchísimas gracias.
Hasta el martes.
Besos.
SC

21 marzo 2007

La espalda del mundo

El secreto está en que solo vemos las espaldas del mundo. Solo lo vemos por detrás; por eso parece brutal. Eso no es un árbol sino las espaldas de un árbol; aquello no es una nube sino las espaldas de una nube. ¿No ven ustedes que todo está como volviéndose a otra parte y escondiendo la cara?
G.K.Chesterton: "El hombre que fue Jueves"

20 marzo 2007

Mito, aventura y realidad

Vargas Llosa ha concebido La casa verde como una novela de aventuras como un relato dominado por los acontecimientos y las grandes conmociones colectivas. Esta nueva vorágine de la acción humana desatada contra las fuerzas sociales y los elementos naturales, es un relato hermano de La ciudad y los perros, fiel a la misma impulsiva descripción de actos. Pero la presencia de la aventura estaba amortiguada en aquella primera novela por su cuestionamiento moral, que en La casa verde se ha retraído y subyace en un nivel menos visible. En ese sentido, ésta es una novela menos lastrada por consideraciones ajenas a lo novelístico: ha sido elaborada, literalmente, como una pura obra de arte – autónoma, completa, imparcial-, lo cual no significa que sea decadente, conformista o poco testimonial, sino que quiere atenerse a términos estrictamente literarios.

Si algo se reprochaba así mismo el autor de La ciudad y los perros era la ausencia relativa de esa dimensión mítica que cobraba la vida colegial para un cadete del Leoncio Prado; esa ficción suprema que se inventaba, para justificarse frente a la realidad externa, con los instrumentos de un código secreto, un uniforme prestigioso, una tradición de machismo, una mentira propagada y consagrada por los años: “ Yo quería también, en ese sentido, dar una visión mítica del colegio, de una serie de actos en los que nadie cree, pero en los que todos están obligados a creer: en fin, leyes convencionales, sociales, ideas que son automáticamente incumplidas en la práctica, de hecho, pero que todos se sienten obligados a respetar de una manera externa o verbal". En tal nivel, que el cadete típico asumía, la existencia leonciopradina se volvía casi leyenda. Consciente de que no había logrado esa dimensión a su primera novela, Vargas Llosa quedó obsesionado con la posibilidad de darle entrada en la segunda. En El Mono Rojo se ha insistido suficientemente sobre el influjo decisivo que tuvo en él el arte de las novelas de caballerías y su ilustre modelo Tirant lo Blanc. Hablando de Martorell y su creación, Vargas Llosa casi ha explicado su propio intento y hasta se ha adelantado a algunas objeciones previsibles:

Novela de caballería, fantástica, histórica, militar, social, erótica, psicológica: todas esas cosas a la vez y ninguna de ellas exclusivamente, ni más ni menos que la realidad. Múltiple, admite diferentes y antagónicas lecturas y su naturaleza varía según el punto de vista que se elija para ordenar su caos. Objeto verbal que comunica la misma impresión de pluralidad que lo real, es, como la realidad, objetividad y subjetividad, acto y sueño, razón y maravilla. En esto consiste el realismo total, la suplantación de Dios. ¿Es menos real lo que los hombres hacen que lo que creen y sueñan? ¿ Las visiones, pesadillas y mitos, existen menos que los actos?

17 marzo 2007

Ciudades prestadas

Aquí va un texto de hace más de un mes, cuando estuve por un Congreso en Barcelona.

13 de febrero de 2007. Plaza de España.

Hoy he vuelto a las andadas: me llevo los sobrecillos de azúcar en el bolso. Me había prometido no hacerlo nunca más desde que se rompieron y se desparramó entre llaves, bolígrafos, cremalleras y costuras, pero es que estoy en la cafetería Zurich, tomando un té con leche reconstituyente, y los sobres son tan bonitos, alargados, con una flor como de lámina japonesa. En esta cafetería escribió que viene Rosa Montero ¿o era Maruja Torres?, cuando cuenta crónicas barcelonesas, de las de siempre, de las de antaño.

Me tomo un té con leche que sabe a poco y escucho algo parecido a El cóndor pasa. Unos músicos disfrazados de indígenas interpretan y bailan aquí en esta esquina. No hace frío, corre una brisa agradable y mientras espero a Mabel veo pasar gente, vida que transcurre a mi alrededor, ciudad que vive y late sobre el asfalto. La melancolía de esta música me transporta hacia ninguna parte. Floto. Las ciudades prestadas producen este efecto.

13 marzo 2007

Nuevas percepciones

Percibo que pasaron once días desde mi última aportación al Blog. Tiempo suficiente como para leer tres libros: "Las horas", de M.Cunningham; "Últimas notas de Thomas F. para la humanidad", de Kjell Askildsen (prestado por Cangreja); "Los girasoles ciegos", de Alberto Méndez. Hoy inicio la lectura de "El hombre que fue jueves", de Chesterton, para llevarla fresca al último martes de este mes, si seguimos vivos. Mientras tanto hice un curso intensivo de Qui Jong y comencé otro sobre la Voz que deberá durar lo que dura marzo. ¿Cuantas cosas más se podrían hacer mientras nadie "edita entradas" en este Blog?

02 marzo 2007

Percepciones

El escándalo de los maltratadores vecinos que nos obligaron a cambiar de sitio. El muy elaborado esquema de Cangreja. Los apuntes de Efímera. Los electros de Anade. Las conversaciones paralelas del Lobo. Las puntualizaciones de Magdalena. La inútiles esfuerzos de Efervescente por controlar el debate. Cosas que se perciben en el fragor de una tertulia.

01 marzo 2007

Ultima crónica

Después de habernos colocado tranquilamente en la sala del fondo y a pesar de la camarera, a la cual no le venía demasiado cómodo que estuviéramos allí pero que finalmente lo aceptó de buena gana, el sosiego fue roto por un grupo muy ruidoso que nos obligó a emprender la retirada. Pero pudimos hallar nuestro sitio y, a pesar de algunas ausencias, comenzamos la tertulia entre las acostumbradas cervezas, patatas y papeles.

Yo adhiero a la propuesta de Sara de seguir con títulos que presenten un especial interés literario o que sean emblemáticos, pues es verdad que para leer libros más corrientes lo podemos hacer de manera individual.

La Casa Verde
Espacios geográficos (simbólicos):
Costa desértica: ciudad de Piura. La ciudad es aglomeración, velocidad, fragmentación, ruido y desarraigo.
Selva exuberante (lo primitivo), alto Marañón y Santa María de Nieva. Es la región de donde se extrae el caucho.
Lugares: Casa Verde (burdel) y convento. Aquí va un extracto de un artículo sobre el mito:“La oposición entre lo sagrado y lo profano constituye un principio fundamental para caracterizar al espacio mítico (y al tiempo mítico)”.

Duración: Unos 35-40 años.

Estructura:
La historia está dividida en 4 capítulos y un epílogo. Cada capítulo se divide a su vez en apartados.
La estructura es compleja, pero lógicamente articulada.
Hay discontinuidad porque da bruscos saltos en el tiempo y en los espacios, va atrás y adelante, fragmenta las historias, las deja y las retoma. De esa forma, crea un intenso ritmo en la narración y la necesidad de seguir leyendo para desenredar la trama.

Tiempo:
Por un lado, se estructura en distintos planos.
Por otro, es cíclico: la Casa Verde es destruida y luego reconstruida en otro lugar. Volvemos al mito del eterno retorno. "A diferencia del pensamiento judeo-cristiano que ordena los hechos en base a un objetivo lineal, el pensamiento pagano posee una concepción circular o cíclica de la historia".

Entonces, la escena apocalíptica en la que la Casa es destruida corresponde a los mitos que anuncian la destrucción final del mundo, para luego renacer.

Recursos:
Utiliza elipsis, cambio continuo de puntos de vista y cambio de estilo, dependiendo de quién hable en ese momento.
Aparte de los puntos de vista de los diferentes personajes, hay un narrador omnisciente.
Recurre a la personificación de los objetos.
Hay monólogo interior, diálogos, y diálogos asimilados dentro de los diálogos.

Gran importancia del entorno: determinismo. La vida está íntimamente ligada a la naturaleza.
Son recurrentes los elementos como el agua (sudor, lluvias, humedad, río), la tierra (bichos, vegetación cerrada), el fuego, el aire (calor agobiante, murciélagos, jejenes, moscas, gallinazas).

Continua oposición entre lo pagano y lo cristiano, el color oscuro o claro de la piel, la ciudad y la selva, lo primitivo y lo civilizado, la lengua: los que hablan dialectos indios y los que hablan español.

Personajes:
Hay personajes que sirven de nexo entre las historias y dan unidad a la novela: Lituma(Sargento), Bonifacia(Selvática), Lalita, Fushía y Aquilino, Anselmo. La novela se desenvuelve básicamente alrededor de ellos.
Don Anselmo: es caricaturesco. También es mítico pues no viene de ningún sitio preciso y
se le asigna un origen casi sobrenatural. Es respetado y admirado porque lleva a cabo el deseo colectivo de la gente.
Monjas y Padre García: También son satíricos. Representan la hipocresía y explotación de la iglesia en las misiones.
Hay una fuerte crítica social: machismo rancio, abusos de poder por parte del ejército y del político, violencia, sometimiento.
También hay una fuerte pulsión sexual en casi todas las historias.

Os transcribo otro párrafo de lo que he estado leyendo sobre el tiempo mítico y que me ha parecido interesante:
“La contraposición lineal/circular se asocia generalmente con la escritura y la no-escritura. La escritura es lineal mientras que lo no-escrito es cíclico. La concepción cíclica del tiempo y el pasado se relaciona con sistemas de comunicación no-escritas. La concepción lineal del tiempo se relaciona con sistemas escritos (Farris 1983). De ahí que en las sociedades modernas se piense el tiempo como flecha; es decir, de modo lineal, sucesivo e irreversible, porque es la duración propiamente dicha, con principio y fin en la que se inserta la existencia cotidiana y desacralizada, en una duración precaria y evanescente que conduce irremediablemente a la muerte; mientras que en las sociedades tradicionales se piensa el tiempo en forma circular, no-sucesivo y reversible, sin principio ni fin, como un eterno retorno cuya perspectiva es una no-duración, que no participa de la duración profana, donde la repetición confiere una realidad a los acontecimientos y éstos se repiten porque imitan un arquetipo: el acontecimiento ejemplar (Eliade, ops. cits.)“