20 septiembre 2008

La uva y el vino

Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela. Antes de morir, le reveló su secreto:
-La uva --le susurró-- está hecha de vino.
Marcela Pérez Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos.

(en "El libro de los abrazos", de Eduardo Galeano)

19 septiembre 2008

El Teorema de Euler

El teórico de literatura George Steiner (premio Príncipe de Asturias 2001) ha armado toda una polémica debido a las punzantes opiniones que vertió en una entrevista que entregó a "El País Semanal", el 24 de agosto pasado. El punto es que en dicho medio Steiner declaró, casi sin anestesia, que no sería de su gusto tener por vecinos a los miembros de una familia jamaicana. Algo que a muchos les pareció insólito, sobre todo pensando que Steiner pertenece a una familia judía que partió a Estados Unidos huyendo de la ocupación nazi de París.
En concreto, la declaración de Steiner apuntaba a que era muy fácil hablar contra el racismo, pero que no era lo mismo cuando a uno le tocaba la situación de que, por ejemplo, le llegara al lado de su casa un grupo de jamaicanos que escuchan reggae y rock & roll todo el día. Argumento que Steiner remataba con la siguiente frase: "Cuando mi asesor venga y me diga que (...) el valor de mi propiedad ha caído en picada. ¡Pregúnteme entonces!". Lo cierto es que esta tesis inmobiliaria no le resultó a nadie muy iluminadora. Sin embargo, la guinda de la torta fue cuando Steiner habló, en la misma entrevista, sobre el caso de una universidad española que exigía el uso del gallego, situación que el entrevistador relacionó con el caso de Cataluña, donde es obligatorio el uso del catalán. Frente a dicho tema el autor de "La muerte de la tragedia" reaccionó con estas palabras: "¡Pero no me compare el catalán con el gallego! El catalán es un idioma importante, con una literatura impresionante. Pero el gallego, ¿por qué ha de ser obligatorio en una universidad?". Definitivamente, parece que a Steiner eso de lo políticamente correcto le tiene sin cuidado.

18 septiembre 2008

Como sois...

Dos meses alimentando el blog. Hablando con la pantalla. Contándole historias a las ondas. Habéis vuelto y ni hola. Somos autistas autónomos ávidos de autobiografías. Islas y no eslabones. Solistas sin batuta. Sonido que no música.

Para Adela

Moby Dick”, de Herman Melville, es sin duda una novela extraordinaria. Cuanto más se la frecuenta, más crece -en lugar de diluirse- el sentimiento de extrañeza que despierta este libro descomunal, grandioso y extravagante, en el transcurso de cuya lectura se va haciendo palpable el delirio visionario al que su autor fue sucumbiendo a medida que lo escribía, en enfebrecidas jornadas que apenas interrumpía para comer o atender asuntos domésticos. Por eso no he podido dejar de regalaros- sobretodo a Adela- unas líneas de nuestro admirado Ignacio Echevarría.
"La canonización de “Moby Dick” como la Gran Novela Norteamericana se produjo, como es sabido, tardíamente, por los años veinte del pasado siglo, y se produjo de la mano de Raymond Weaver, quien acertó a rescatarla del olvido cuando Estados Unidos, recién afirmada su hegemonía como potencia mundial a consecuencia de la Gran Guerra, se hallaba en las mejores condiciones para ensalzar como gloria nacional una epopeya que -según observara agudamente José María Valverde al frente de la excelente traducción que hizo del libro- lleva hasta el extremo el predestinacionismo puritano, de influencia tan determinante en la consolidación de la conciencia patriótica de EE.UU.En la actualidad, la genialidad de “Moby Dick” queda enaltecida por el mérito que supone, en estos tiempos de catastrofismo ecológico, conquistar la admiración del lector hacia lo que no deja de constituir, entre muchas otras cosas, una minuciosa y encendida apología de la masacre de ballenas; y, lo que es todavía peor, una exaltación del barco ballenero como agente fundamental de la "evangelización" democrática del planeta entero.A la recalcitrante vanidad metropolitana del castellano viejo le escandaliza leer, ya bien entrada la novela, una afirmación de este fuste, relativa a las antiguas colonias de Hispanoamérica: "Fue el ballenero quien primero irrumpió a través de la celosa política de la corona española, tocando en esas colonias; y si lo permitiera el espacio, se podría demostrar detalladamente cómo gracias a esos balleneros tuvo lugar por fin la liberación de Perú, Chile y Bolivia del yugo de la vieja España, estableciéndose la eterna democracia en esas partes" (capítulo XXIV).Vaya por dónde.Pero estas y otras no menos peregrinas y sugerentes hipótesis deben encuadrarse, como ya se ha apuntado, en el marco de la ideología puritana, acerca de la cual nunca se destacará con énfasis bastante cómo fecundó la concepción de la democracia americana y su celo expansionista, que bebe mucho antes en los profetas del Antiguo Testamento y en Calvino que en Grecia y la Ilustración.Por detestables que puedan parecerle los hombres "en cuanto sociedades anónimas y naciones", a los ojos el narrador de “Moby Dick” prevalece inalienable la dignidad del individuo aislado, que no precisa de ropajes ni de mantos, por cuanto "es esa dignidad democrática que, en todas las manos, irradia sin fin desde Dios, desde Él mismo, el gran Dios absoluto, el centro y circunferencia de toda democracia" (capítulo XXVI).Esa sustancial igualdad de los hombres, subyacente -y, por demás, indiferente- a las jerarquías de poder y a las desigualdades de riqueza, es la que, conforme a sus propias palabras, autoriza al narrador de “Moby Dick” a atribuir "cualidades elevadas, aunque oscuras, a los más bajos marineros, renegados y proscritos". Previniendo las censuras de que ha de hacerse objeto por proceder así, el narrador de “Moby Dick” no duda en invocar el sostén del "Espíritu de la Igualdad", del "Gran Dios Democrático", de quien dice que ha extendido "un único manto real de humanidad sobre toda mi especie".Esta asociación entre Dios y democracia permanece profundamente arraigada en la Norteamérica de hoy y, exacerbada por los intereses neocolonialistas, contribuye a explicar muchos de sus comportamientos. Desde este punto de vista, el afán democratizador de Estados Unidos se revela en una especie de yihad judeocristiana y capitalista. Este democratismo teocrático da lugar a su propio fundamentalismo; y da cuerpo y justificación al imperialismo.Es propio de los clásicos generar incesantes interpretaciones y, a través de los tiempos, constituirse sin solución de continuidad en prefiguración o metáfora del presente. Esta condición se cumple abrumadoramente en el caso de “Moby Dick”, monumento nacional de la literatura de Estados Unidos que, en la perspectiva de la actualidad mundial, invita, más que nunca, a ser leída como epopeya trágica de Norteamérica, de su expansionismo depredador, de sus pretensiones evangelizadoras, de su fanático empeño liberador. El trasnochado heroísmo de los balleneros vagabundos por todos los océanos resulta perfectamente trasladable al de los amenazantes buques de guerra que patrullan por todo el planeta, al mando de un capitán sospechosamente empeñado en aniquilar a la ballena blanca, cifra de todo mal (aparte de precioso botín al que arrancar pingües beneficios).El poderoso y escurridizo simbolismo de “Moby Dick” ampara toda suerte de lecturas, en todos los niveles del texto. A comienzos del siglo XXI, la que se impone más directamente -aunque más superficialmente, también- es la que reconoce en la ballena blanca una convincente metáfora de Al Qaeda, fantasmal y ubicuo paradigma de toda malignidad, y en el capitán Ahab una favorecedora y cojeante versión de George Bush y sus meteduras de pata, empeñado en vengar con el petróleo de la ballena la mordedura que ésta le infligió, dándole igual si para ello lleva a toda la tripulación hasta el mismísimo infierno."

Invitación de Antonio Paniagua

...El próximo miércoles, 24 de septiembre, presento en el Café Isadora (C/Divino Pastor, 14), a partir de la ocho, mi novela 'Corriente Alterna'. Me gustaría mucho que acudierais...

15 septiembre 2008

Voseo

No se si fueron los paseos húmedos por La Magdalena
o los vientos radomitas que azotan el monasterio.
Puede que fuera una consecuencia ominosa de penitencias estivales
o de abluciones liliáceas
o de gargarismos de aguas ancestrales.
El voseo, entre lecturas, se apodero de mi amigo
Dudo, mientras repaso los apuntes, si nos hallábamos ante un voseo reverencial,
o acaso la intención se desvió hacía un voseo dialectal americano
Con Paul Auster hablé de talleres de creación
de voseos pronominales
inclusive, le susurré alguno verbal

Vos no sabéis las cosas que ocurren a la sombra de los magnolios

Gracias por la información

Como sois

Desde luego, como sois. El verano transcurrió clásico y tranquilo entre Santander y El Escorial. Algo de literatura en la Menendez Pelayo con Cesar Aira, David Trueba, Nuria Amat...y un libro excepcional, el de Vasily Grossman, "Vida y destino". Ahora, ya en Septiembre, estoy de nuevo con Vila Matas "Dietario Voluble" que me deja impresionado. ¿Como es posible escribir así?
De visita en el Escorial charlé con Adela y, días después, con Norma. A Silvia la veo cuando vengo por mi casa de Madrid, en muy raras ocasiones. Pero ya estoy aquí fijo y deseando retomar las tertulias. Hoy mismo le mandaré un correo a Silvia para que os recuerde a todas y todo, la fecha y el libro para la próxima reunión (todavía no aprendí a enviar correos para grupo). Para los lectores de este blog, os adelanto que la cita será donde siempre el próximo martes 30 a las 7 y media. Y el libro a tratar: "La mujer zurda" de Peter Handke. Es breve y a mí me gustó mucho. Lo publica Alianza y lo tienen seguro en FNAC, me imagino que también en otros sitios. Me consta que Adela está acabando su libro y que Norma está aprendiendo mucho con nuevos cursos, por lo que debemos acudir a la reunión más preparados que nunca. El nivel está muy alto. Hablaremos.

13 septiembre 2008

De vuelta

En Madrid, sopla viento norte y el cielo grisea, pronto habrá que ponerse ropa de abrigo, aunque a finales de septiembre está eso que llaman el veranillo de San Miguel. Abro la correspondencia y encuentro cartas de alumnas, que imagino insoladas. Sobres dentro de sobres y notas que confiesan: los cuentos son malísimos, pero bueno ten paciencia. En fin, el recuerdo de la novela de Junot Díaz y de los parajes donde la leí me tranquilizan. Además, Juan Goytisolo afirma: "la literatura es el dominio de lo raro".

La ciudad sigue en su sitio, pero una palabra se repite sin cesar: crisis en la pelu, crisis en el bar, crisis en el lavoro, crisis, crisis, crisis, cri, cri, cri. Ay, me parece un concierto de grillos. Me compro el libro del Monstruo del Sentier- dicen que paradigma de la novela del tercer milenio-y medito durante dos días, o tres, o cuatro, sobre la frase de Karl Kraus del inicio:

Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo

Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo
Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo
Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo

La escribo un millón de veces.

Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo
Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo
Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo

Acaba de meter un gol el Barça.Cosas de vivir con un culé. Por cierto, Efervescente, vaya morro que tienes.
Bueno amigos, ya estamos aquí. ¿Cuándo empieza la tertulia? y ¿con qué libro?

Besos a todas y hasta pronto.